Es muy llamativo en Tommy Johnson, quintaesencia del blues del Mississippi, que haya tenido una influencia enorme con una obra exigua, que se reduce a seis discos, o sea a doce temas, los dos últimos meras variantes de blues anteriores: Cool Drink of Water, Big Road Blues, Bye Bye Blues, Maggie Campbell Blues, Canned Heat Blues, Lonesome Home Blues, Black Mare Blues, Big Fat Mama Blues, I Wonder To Myself, Slidin' Delta, Ridin' Horse y Alcohol And Jake Blues (a ellos se han añadido unas pocas grabaciones inéditas en su tiempo). Es un bluesman en intensidad, de pequeño repertorio (a diferencia de un Texas Alexander, un Leroy Carr o un Blind Lemon Jefferson), en que amalgama estrofas tradicionales con una voz incomparable y una guitarra muy poderosa rítmicamente a la que complementa en algunos discos la guitarra amandolinada de Charlie McCoy, el ya citado en un par de ocasiones cuñado de Memphis Minnie.
Big Road Blues fue elegido por el público del sello Victor "mejor composición del año", y Tommy Johnson cedió sus derechos por un barril de whisky, que siempre era mejor que el alcohol adulterado a que era gran aficionado, lo que testimonian Canned Heat Blues y Alcohol And Jake Blues.
En Blues, Blues, Blues, el disco de Legends of Country Blues contiene todas sus grabaciones exceptuada "I Want Someone To Love Me", descubierta en 2004, pero si se quiere tener lo principal basta con el del sello Wolf, mientras que el viejo elepé de Roots añade las no menos maravillosas grabaciones de su amigo Ishman Bracey, con quien se trasladó a grabar a Memphis el 2 de febrero de 1928, junto a Rosie Mae Moore y Charlie Mc Coy.
Este libro de cien páginas pertenece a la colección Studio Vista, dirigida por Paul Oliver, y se publicó en 1971. David Evans, uno de los grandes conocedores del blues después de Oliver (que en algunos aspectos es un poco al blues lo que André Breton al surrealismo), no solo estudia la obra y la vida de Tommy Johnson, sino su influencia a través de un trabajo de campo. Otro libro de la colección, dedicado al gigantesco Charley Patton, es en cambio un fiasco, calificado por Paul Garon como "pseudoescolar broma", y ejemplo de obra ilegible sobre un objeto apasionante (por desgracia hay muchas cosas por el estilo en todos los terrenos). En cambio, el resto de libros de esta colección es de mucho interés: Black, Whites And Blues por Tony Russel, Ma Rainey And The Classic Blues Singers por Derrick Stewart-Baxter (el primer columnista de blues en el mundo), Savanna Syncopators. African Retentions In The Blues por el propio Oliver, Recording The Blues por Dixon y Godrich (los discógrafos del blues pre-war), Memphis Blues por Bengt Olsson, The Blues Revival por Bob Groom, Blues From The Delta por William Ferris, Crying For The Carolines de Bruce Bastin (quien acabaría estudiando todo el blues del SE en el espléndido Red River Blues) y dos monografías sobre las que hablaremos próximamente, dedicadas a Little Brother Montgomery y Peetie Wheatstraw, el Yerno del Diablo.