febrero 07, 2022

Walter Davis (1912-1963)

 

Hablamos en este caso de un libro que acaba de salir de la imprenta: The St. Louis Blues of Walter Davis, de Guido van Rijn.

Guido van Rijn es uno de los grandes estudiosos del blues, con más de medio siglo de aficionado ya cumplidos. No solo organizó en su juventud conciertos de blues, conociendo a algunos de los últimos maestros que venían a Europa, sino que fundó el sello Agram, de discos y libros. Para quien se adentraba en el rico y complejo mundo del blues, sus elepés de los años 70 y 80  fueron reveladores, porque, aparte dar a conocer por primera vez muchas grabaciones antiguas, venían acompañados de material crítico e informativo y de la reproducción de las letras, en ediciones muy cuidadas e ilustradas, que seguimos atesorando por mucho que se disponga ya en discos compactos de la obra completa de los músicos que él antologaba: Texas Alexander, Mary Johnson, Lucille Bogan, Barbecue Bob, Charley Jordan, Walter Vincson, Stump Johnson, Scrapper Blackwell, Sylvester Weaver, Joe Pullum... En la era del disco compacto, era él quien comentaba con sus notas los volúmenes "Too late, too late" del sello Document, donde se acumulaban los hallazgos más recientes, y para entonces estaba ya en marcha su colección de libros dedicadas a los blues y los temas políticos y sociales de cada época, iniciados con el tomo dedicado a los años del presidente Roosevelt (en total, seis libros hasta el presente, con estudios rigurosos y muy documentados).

En la línea del monográfico anterior, dedicado a Smokey Hogg, esta obra tiene como su meollo la reproducción comentada de todas las letras de Walter Davis, con lujo de ilustraciones a todo color. Se inicia con una biografía en que priman los testimonios de su amigo Roosevelt Sykes, que lo llevó a los estudios y lo acompañó en sus primeras sesiones, y del propio artista en la entrevista que concedió a Paul Oliver en 1960, cuando trabajaba de recepcionista en un hotel de St. Louis. Walter Davis, un gran individualista tanto al piano como componiendo, señala a Lonnie Johnson y el pianista Will Ezell como sus bluesmen predilectos. Del mismo modo, al analizar sus letras cuenta Guido van Rijn con un gran testimonio: el del longevo Henry Townsend, en 1999. Sigue un capítulo sobre los influjos recibidos y ejercidos. Walter Davis fue un músico muy popular, lo que ha sorprendido a muchos dada la aparente monotonía de sus blues, que no son fáciles para quien no esté muy metido en los blues. Muddy Waters lo estimaba mucho, y en 1942 lo señaló como su músico favorito, y añádanse en reconocimiento los nombres de Jimmy Rogers, Little Walter, Honeyboy Edwards, Gus Jenkins, Willie Mabon, Jimmy McCracklin, Memphis Slim (sorprendido por lo poco conocido que era en Europa, en contraste con lo que ocurría en los EE.UU.) y Sunnyland Slim, quien hasta tomó su nombre artístico del Sunnyland Blues de Davis. Guido van Rijn se ocupa por último de los acompañistas que tuvo (aunque, al igual que un Peetie Wheatstraw, no los necesitaba) y efectúa un análisis musical de su estilo pianístico.

The St. Louis Blues of Walter Davis, trabajo modélico donde los haya a la hora de abordar una figura musical, viene acompañado de un disco con temas representativos y al final la entrevista a Paul Oliver. Toda la obra de Davis está incluida en seis discos del sello Document. Es una producción asombrosamente consistente y unitaria, con sesiones impecables como las de octubre de 1935 y abril de 1936, y pasmosas como la del 26 de julio de 1939, en que fue capaz de grabar 18 títulos sin que ni uno solo fuera de relleno. Apoteosis de sus solos hay en la del 21 de marzo de 1941.

Para la erudición, aporto algunas pequeñas adiciones a las informaciones que Guido van Rijn da de las canciones de Walter Davis. El estribillo de That Stuff You Sell Ain't No Good (1931) coincide con el de Al Miller en el tema homónimo de 1929, aunque muy bien pudiera Walter Davis haberlo tomado de la versión rigurosa que Tampa Red hizo al año siguiente, ya que por ejemplo su Worried Man Blues, de 1929, lo interpretará Walter Davis en 1932. Santa Claus (1935) se inspira claramente en el de Elzadie Robinson (1925), de letra tan celebrada. My Friends Don't Know Me (1946) comparte una conocida estrofa con el Snitcher's Blues (1928) de James "Stump" Johnson, otro bluesman a quien ha dedicado un disco Guido van Rijn. Por seguir con este fascinante, inagotable mundo de las versiones, pero en este caso a partir de las de nuestro músico, otra versión de Poor Grinder Blues  es la de Leroy Henderson, para sumar a las de Josh White, George Noble y Connie McLean. De Angel Child (1937) hay muchas versiones, y aunque Guido van Rijn no pretende ser exhaustivo, a otras que yo tengo anotadas, como las de Denis McMillon, Big Joe Williams o Pinetop Perkins, sí que conviene añadir la muy interesante de Mercy Dee en 1956, mezclando las dos partes de Walter Davis. De 13 Highway hay una versión libre de Tommy Lee grabada en Jackson (Mississippi) en 1952, aunque convirtiendo la autopista 13 en la 80, y Andy Thomas en I Lost My Baby (1949) parte de otro de los temas más exitosos de Davis, One Sweet Letter From You (1941). Más relevante que todas estas informaciones complementarias es saber que Sunnyland Slim, tan walterdavisiano, graba su Sad and Lonesome en 1964 y 1983.

Con las monografías de Walter Davis y Smokey Hogg, Guido van Rijn, como he dicho más arriba, ha llevado a cabo dos obras verdaderamente modélicas. No de mejor modo puede hacerse este tipo de libros sobre figuras del blues, por lo que esperamos con impaciencia la aparición de los dedicados a Leroy Carr y Washboard Sam, dos figuras cumbres de esta música incomparable.