enero 30, 2022

Ludwig Zeller, Wilhelm Freddie

Wilhelm Freddie, Los legionarios del placer, 1936

Al final de la antología de Ludwig Zeller Salvar la poesía. Quemar las naves (1988) se incluyen dos poemas inéditos, precedidos del relato del sueño que los originó. El segundo va dedicado a Wilhelm Freddie porque concierne a su escandaloso cuadro Los legionarios del placer:



Lamento no haber encontrado ninguna reproducción del cuadro de Susana Wald El origen del fuego, a que Zeller hace referencia.

A un gran poeta, un gran artista, que vivió de escándalo en escándalo, como se puede ver en la semblanza que le dediqué en Caleidoscopio surrealista, semblanza a la que hasta ahora no he tenido nada que añadir:

Wilhelm Freddie (1909-1995). Fuera del mercado y de la moda, Wilhelm Freddie ha realizado una de las obras más intensas y subversivas de todo el surrealismo, con pinturas, objetos, collages y películas. En sus inicios se vio influido por Schwitters y el constructivismo, pero tal vez mayor fue la huella de haberse criado, como el otro que dice, en el Instituto de Patología General de la universidad de Copenhague, donde trabajaba su padre. En 1929 lee La Révolution Surréaliste y se deslumbra con Chirico (a quien dedicaría en 1941 el cuadro Los huevos de Giorgio de Chirico), como luego con Dalí. Al año siguiente un cuadro suyo, el primero del surrealismo danés, escandaliza a la burguesía de Copenhague, siendo vuelto en varias ocasiones contra la pared. Desde entonces, Freddie participará en todas las exposiciones importantes del surrealismo. En 1934 conoce a Bjerke-Petersen –quien le dedicaría una monografía en 1935– y constituyen el primer núcleo del surrealismo en su país, presente estos años en las revistas Linien y Konkretion. En 1935 es denunciado por un diputado eclesiástico en el parlamento sueco y escandaliza en la exposición Cubismo-Surrealismo celebrada en Copenhague. En 1936, por un lado su cuadro Fenómeno psico-fotográfico: Los caídos de la guerra mundial, enviado a Londres, es interceptado por la aduana inglesa, que llega a invocar una ley por la que debía ser quemado, y por otro, en una exposición celebrada en Odense, el comisario de policía ordena el ocultamiento de unos cuadros suyos y el rey Christian X, al ver los otros suyos, pregunta si el autor ha sido ya internado, a lo que responde el director del museo que “aún no”. Todo esto anuncia el escándalo del 37. En una sala de Copenhague expone, con el título de “Sexo-surreal. Retirad el tenedor del ojo de la mariposa”, sus últimas obras, unos cuarenta cuadros y objetos, que intenta sabotear una banda juvenil nazi, mientras que un visitante encolerizado se lanza sobre él dispuesto a estrangularlo. En un artículo periodístico se habla de “obscenidad morbosa” y de “invenciones repugnantes de un maniaco sexual”, y el mismo día la policía se lleva todas las obras expuestas. En otra exposición inaugurada unos días después en un museo de Lund –“El surrealismo en Escandinavia”–, la dirección del museo rechaza tres cuadros suyos. En abril, es llamado a declarar en Copenhague. La gota se colma cuando en junio expone en una galería de la capital la Meditación sobre el amor anti-nazi, que provoca la protesta del embajador de Alemania, pidiendo la confiscación del cuadro y la detención de Freddie por crimen de lesa majestad. El artista es acusado de “insulto a una potencia extranjera” y condenado a diez días de trabajos forzados, aparte de serle prohibida la entrada en las tierras del führer. La exposición es cerrada y tres obras son retenidas: los cuadros Las tumbas de la guerra mundial y Los legionarios del placer (al que Ludwig Zeller dedicaría un poema en 1989) y el objeto Sex-paralysappeal, que criarán moho en el museo de criminología de la policía durante 26 años (en 1965 pintaría Conroy Maddox el óleo Pintado para colgar en el Museo de Criminología de Copenhague). Salvo un par de excepciones, el mundo artístico se abstuvo de hacer comentarios, e incluso un escritor de la prensa comunista se regodeó con su detención. En la de inspiración nazi pudo leerse que “los antiguos griegos lo habrían arrojado al mar desde un acantilado, que es lo que nosotros haremos una vez nuestra Nueva Europa sea una realidad”. En cuanto a la Meditación sobre el amor anti-nazi, sería exhibida en la exposición de 1940, atrayendo numeroso público. Los escándalos se seguirán sucediendo –adobados con imprecaciones parlamentarias y prédicas desde el púlpito–, obligando finalmente la ocupación nazi –en 1942 es amenazado de muerte– al ocultamiento del artista, que huye a Suecia, donde se establece durante ocho años, donde organiza una exposición surrealista (1949) y donde ejerce notable influencia, en particular sobre Svanberg y los imaginistas. En 1947 ha expuesto con el grupo de París en la galería Maeght, advirtiéndose un cambio en su obra, que pasa de la impronta daliniana a un esoterismo influido por Victor Brauner, a quien Freddie ha conocido en París.

En 1949 realiza su película El rechazo definitivo de la petición de un beso (título de un cuadro de 1940) y en 1950 Horizontes comidos, a la que le bastaron tres minutos para provocar un nuevo escándalo. El artista sigue fiel a sus principios: para él “el surrealismo no es un estilo artístico ni una filosofía, sino un estado de espíritu permanente”. Aun en 1961, otra de sus exposiciones en Copenhague, para la que, en vistas de que no le restituían sus tres obras confiscadas, hizo réplicas, sería cerrada por la policía a los pocos minutos de la inauguración, siendo también las réplicas confiscadas. En 1960 participaba en la exposición neoyorquina organizada por Breton, Duchamp, José Pierre y Édouard Jaguer, quien lo había introducido en el movimiento Phases desde 1953, y a la vez en la surrealista de Milán organizada por Arturo Schwarz. En 1957, traba amistad en París con Ghérasim Luca, quien colaborará en una magnífica monografía trilingüe (danés, alemán y francés) publicada en 1962, con textos también de Édouard Jaguer, Steen Colding, Jean-Clarence Lambert, Ilmar Laaban, K.O. Götz, Robert Benayoun, Gunnar Hellman, Hans Meyer Petersen.

En 1972 aparece en Londres –al tiempo que, en la misma ciudad, una exposición suya recibe una bomba incendiaria y dos de sus cuadros son quemados– un gran libro sobre Freddie: Where has Freddie been?, incluyendo una soberbia cronología, el guión de Horizontes comidos y un interesantísimo texto de Jens Jorgen Thorsen, aparte numerosas reproducciones de sus admirables obras, que conforman uno de los mundos poéticos más turbulentos y rigurosos de todo el surrealismo. Por estos años escribía Édouard Jaguer que Freddie continuaba siendo “la exigencia surrealista personificada, una persona maravillosa, uno de los grandes pintores de nuestro tiempo”. Jaguer no deja de incluir en Les mystères de la chambre noire dos piezas en que combina fotografía y pintura –Mujer en un interior y Escándalo en la sociedad: la escalera–, apuntando cómo “toda su vida ha sido un incesante combate contra la hipocresía de las instituciones y de las ideas recibidas”. Ambas obras, como su título sugiere, están marcadas por el erotismo, o no hubiera afirmado Freddie: “La sexualidad es un factor de tal importancia en la existencia que debe aparecer en todos los cuadros”. Y en 1987, en el voluminoso libro La femme et le surréalisme, donde se ofrecen “Algunos pensamientos extraídos de una entrevista con Wilhelm Freddie”: “Mi vida espiritual está filtrada por la mujer”; otros “pensamientos” se refieren allí al propio surrealismo: “El surrealismo es un modo de vida. Más que una corriente artística o un estilo, es una mentalidad, una actitud puramente psíquica”. En 1989, en Copenhague y Estocolmo, tiene lugar la exposición retrospectiva “Freddie o el triunfo del humor negro”, cuyo catálogo lleva un prefacio de José Pierre encomiando sus sesenta años “sin la menor concesión a las modas ni a las exigencias mercantiles”, y en 1991 Per Mossin dirige un vídeo en que el artista evoca su pasado. Otro catálogo, ya motivado por su desaparición, apareció en Dinamarca en 1996.

Aparte la monografía de Jaguer en Filipacchi (1990) y el texto de Ilmar Laaban en el n. 8 de Phases (1963), hay buenos trabajos sobre Freddie de José Vovelle en el colectivo Le surréalisme et le plaisir (ed. José Corti, 1987), de José Pierre en el n. 28 de Pleine Marge (“Wilhelm Freddie, homenaje a la carne”, que sin duda para Freddie nunca tuvo nada de “triste”) y de Michael Richardson en el catálogo de 2009 del National Museum of Denmark (sobre sus películas, titulado “La densidad de una sonrisa”).

“Yo sueño donde quiera que me encuentre”.


En la siguiente foto del 19 de marzo de 1937, la policía confisca los cuadros de la exposición de Wilhelm Freddie, quien, aparte la pena económica, sufriría diez días de arresto en la cárcel Vestre Faengsel de Copenhague. Estos cuadros permanecerían depositados en en el Museo Criminológico de Copenhague de 1937 a 1967; como no se los devolvían, Freddie hizo réplicas que expuso en 1961 ¡y que también le confiscaron!

Wilhelm Freddie: "Horizontes comidos"

Jorgen Roos, quien ya se había inspirado en un cuadro de Wilhelm Freddie (Rechazo definitivo de un beso, 1940), colabora con este en la plasmación del insólito cortometraje titulado Horizontes comidos. Estamos en 1950, cuando Wilhelm Freddie ha vuelto a Copenhague después de seis años de exilio. La censura danesa lo prohibió 16 años, y cuando fue proyectado en el Troisième Festival du Court Sujet, que se celebraba en el Palais de Chaillot, provocó un gran escándalo, con barahúnda de aplausos espontáneos, imprecaciones y silbidos. 

Debe ser allí donde vieron la película los surrealistas de L'Âge du cinéma. En el número primero de la revista (marzo de 1951), encontramos una reseña entusiasmada, sin firma. De entrada, podríamos pensar en Kyrou, pero el entusiasmo no es tanto en su libro sobre el amor erótico en el cine cuando se refiere a ella, por lo que habría que sospechar más bien de Benayoun o Goldfayn. 

Hoy, aparte dar el enlace de la película, reproduzco la crítica de la revista y el documento del guion, con la curiosidad de que la traducción francesa está corregida y mejorada de puño y letra por José Pierre, a quien pertenecía mi ejemplar del catálogo de la exposición de Freddie en Londres en 1972, catálogo que cierran precisamente estas páginas. José Pierre dedicaría un estupendo ensayo a Freddie en el número 18 de la revista Pleine Marge, para el que se valió, en uno de sus pasajes, de su traducción.

horizons mangés









Como homenaje a esta figura magnífica del surrealismo, reproduzco, en fin, estas dos páginas muy jugosas e iluminadoras, incluidas en el tomazo La femme et le surréalisme:


enero 28, 2022

Sergio Dangelo

Sergio Dangelo, El guante de la soledad, 1999

La Banda de Fantomas registra la baja de un elemento extraordinario, que se fue a vagar por las estrellas el día 4 de este mes, cuando iba a cumplir 90 años en la Tierra: Sergio Dangelo.

La relación de Sergio Dangelo con el surrealismo fue esencial, pero en las cerca de dos mil páginas de la tan cacareada enciclopedia internacional del surrealismo es nombrado dos veces, y simplemente para asociarlo a Baj; por tanto, le lleva dos de ventaja a su compatriota Renzo Margonari. Aquí dejo la entrada que le dediqué en Caleidoscopio surrealista, y algunas obras que remiten al surrealismo. También, un texto muy vivaz (como era Sergio Dangelo), publicado en el número 100 de Phantomas, y otro de 1984 que no deja dudas acerca de la señalada relación.

Algunas de sus pinturas me son especialmente queridas, como Deflagración de hierba, El espejo del castillo de arena, Mariposa de la memoria, Gruta de la mantis El lobo / El cormorán, e ídem collages como La isla del cazador de sueños, La llave de los campos o La soñadora. Y entre sus obras hay homenajes a Nerval (Para Nerval, que tuvo André Breton), Blake (El paseo de Blake, soberbio), Poe (Uno de los Uher), Bellmer (Bellmer vendrá esta tarde, collage), y Artaud (su actuación de 1970 en Canterbury El ombligo de los limbos, que vale para recordarnos que este desafiante bon vivant que era Sergio Dangelo animó algunos grandes momentos del siglo XX).   

La pintura que abre esta nota es un homenaje a Toyen. Una vez lo sabe uno, se hace obvio tratarse de eso exactamente.  

     

Sergio Dangelo, Yo busco el tiempo del oro, 1999


Sergio Dangelo, Dormir,dormir dans les pierres,
1988

Sergio Dangelo (1932). Pintor, ceramista y creador de objetos, cultivador del collage “irónico-erótico”, Sergio Dangelo hizo a los 18 años profesión de “surrealismo absoluto”, lo que recordará años después como la sumersión no en una “piscina”, sino en un “océano en el cual se corre el riesgo de perderse, suficientemente grande para permitirme avanzar en mi búsqueda sin sentirme oprimido por límites demasiado estrechos”. Funda en seguida, con Enrico Baj, el movimiento nuclear, que trataba de oponerse al triunfo del movimiento abstracto-concreto, o sea a la reducción decorativa del arte, y publica en 1957, también con Baj, el Manifeste contre le style, al que será fiel toda su vida, en la negativa radical a repetirse a sí mismo. Dangelo mantuvo relaciones esenciales con el surrealismo, escribiendo a la muerte de André Breton un muy bello texto, reproducido en André Breton, un uomo attento, donde lo pone como “ejemplo de un vivir en Poesía sin precedente, el símbolo mismo del coraje y de la pureza”. Con motivo de su exposición milanesa en 2004, se publicó el excelente libro Sergio Dangelo. Les autres faces de la médaille, que incluye una larga e interesantísima entrevista, como otra hay en Sergio Dangelo. Altrove e colti al volo (2007), donde se reproduce su homenaje a Toyen Le gant de la solitude. Fue también un buen escritor, como puede apreciarse, por ejemplo, con la lectura de “Perle de mémoire”, en el n. 100 de Phantomas, que acaba así: “La memoria de occidente es muy corta. Si fuera de otro modo, no habría guerras. Un excelente remedio contra la pérdida de memoria es el amor físico. Yo me acuerdo, cosa curiosa, que todas las mujeres que me han querido gentilmente conceder sus gracias, tenían, todas, ojos bellos y grandes, y, aún más curioso, una flor, como una boca, una especie de selva plegada, dulce y tierna, de un rosa de perla fina y como entre dos columnas horadada, en lo alto, al final de las piernas”.

Bellas páginas le han dedicado Arturo Schwarz en Arte nucleare, 1962, y Alain Jouffroy en Sergio Dangelo, un messager du ciel, 1974.

"He tenido siempre la mirada vuelta hacia la Rue Fontaine".

Renzo Margonari, por Sergio Dangelo y Maurice Henry

Uno de mis artistas surrealistas más admirados es Renzo Margonari, al que ignora despreciablemente la enciclopedia internacional del surrealismo, no contenta con haber reducido a Gómez-Correa a surrealista epigónico. Pero, por supuesto, para un espíritu de la envergadura de Margonari estas son cuestiones miserabilistas poseedoras de una enorme cantidad de importancia nula.

La gran publicación sobre su obra es la de Arturo Schwarz Renzo Margonari. Alchimie del''inconscio, con un potente ensayo y al final una antología de textos sobre el artista, entre los cuales selecciono para esta entrada los de Sergio Dangelo ("37 tests clínicos para Margonari que sabe hacer volar los peces y bajar agua de las cascadas") y Maurice Henry ("Un mundo primordial").

renzo margonari surrint



Renzo Margonari, Olimpic triangle fish, 1972

Jimmy Reed (1925-1976)


Aquí tenemos a "Mr. Irresistible", una de las voces más indolentes del blues y creador de un estilo inconfundible, cuya quintaesencia estuvo en la combinación de su voz, el unísono de su guitarra y su armónica y el apoyo rítmico de Eddie Taylor (segunda guitarra) y Earl Phillips (batería). Tras la guerra, fue el músico más popular entre la comunidad negra y en los juke boxs, pero su impacto posterior en los músicos de rock & blues no tuvo menos calibre. 

Jimmy Reed ha quedado sobre todo asociado a uno de los temas gigantes del blues: Big Boss Man, fantástica creación de fuerza insuperable que es obligatorio actualizar en el mundo permanentemente contra los abusos de los amos, los jefes, los patrones, los capataces, los explotadores, los políticos y demás gente de mal vivir:

Big boss man, can't you hear me when I call?
Big boss man, can't you hear me when I call?
Well, you ain't so big, you're just tall, that's all
Got me working, boss man, working 'round the clock
I want me a drink of water, but you won't let Jimmy stop
Big boss man, can't you hear me when I call?
Well, you ain't so big, you just tall, that's all

Las grabaciones esenciales de Jimmy Reed están en la caja séxtuple The Vee Jay Years, que cubre su época dorada (1953-1965). Hizo aún buenos álbumes para el sello Bluesville: New Album, I Ain't From ChicagoBig Boss Man y Down in Virginia, todos anteriores a 1970.

Blues, blues, blues


Sobre Jimmy Reed hay un libro que está bien, aunque el autor podía haber calado más en los temas y ostenta cierta pedantería de conservatorio. Inferior es el que ha dedicado a Hubert Sumlin, el gran guitarrista de Howlin' Wolf.

Psicopatología de la vida covidiana (4)

Más capturas de humor... y pensamiento, más un enlace en que se analiza con gran lucidez el trasfondo de toda esta basura global. 

psicopatología 4

entrevista adrián zelaia

enero 26, 2022

Benjamín Rivera-Meza, desde Talca

Con 21 años, Benjamín Rivera-Meza surge en la ciudad de Talca, cuna del más grande surrealista de América, y de él nos llegan poemas y una serie de collages, dotado todo de una gran frescura imaginativa. Ya tiene dos cuadernos poéticos publicados, Dron y Poema claxonomático, y el segundo, Algunos poemas, lleva en portada un dibujo de Aldo Alcota.





enero 23, 2022

Xobpaos

Soapbox se ha convertido en Xobpaos, pero la aventura es, felizmente, la misma. En el nuevo trío, que alcanza el objetivo de los 200 números, hay muchos frutos y muchas sugerencias. Se abre con el libro de Barbé que prometí comentar en Surrint, pero que, aunque pagado, nunca me llegó. Si lo sumo a los poemas de Styrsky, que he tenido que volver a pedir por la misma causa, y a dos paquetes de libros portugueses secuestrados en las aduanas de Madrid (¡sí: en las aduanas!) desde hace DOS MESES Y MEDIO (1), tenemos el panorama del desmoronamiento final de los inmundos servicios de correos. Habrá ya que olvidar eso de pedir libros, y contentarnos con impresiones como esta del libro de Barbé.

También nos limitaremos a soñar con libros como el de Jacques Lacomblez ilustrado por Georges-Henri Morin, quien a la vez celebra una exposición en Quadri.

¡Magnífico texto de François-René Simon sobre el gran Jean Terrossian!

(1) Antes de la incorporación de aquel desgraciado país a la siniestra Unión Europea, había un convenio entre España y Portugal, por el que se aplicaba tarifa doméstica a los envíos de uno a otro territorio. Cartas y paquetes iban directamente de Lisboa a Canarias; hoy cuesta todo el triple y los meten por la capital vampírica del Reino Borbón.

Jaguer, Malet, Ubac

En su imprescindible Les mystères de la chambre noire, Édouard Jaguer selecciona varias fotografías de Raoul Ubac, entre ellas La nebulosa, obra sublime de 1939 que vemos aquí con su comentario:



Le hubiera gustado a Édouard Jaguer saber que este brûlage inspiró un extenso poema a Léo Malet cuando lo descubrió, seis años después:


De Léo Malet, a su vez, seleccionaba Éduard Jaguer para su antología dos fotos, la segunda, en efecto, anticipando las pesquisas muy posteriores de Robert Benayoun con el espejo:



Esta foto, creo que no muy conocida, nos recuerda a Léo Malet, erotómano inveterado, en 1984:

Cesariny, por T. R. Johnson

Para la consecución de esa obra admirable que es Textos de afirmaçăo e de combate do movimento surrealista mundial, fue crucial el viaje que Mário Cesariny hizo a Chicago un año antes, o sea en 1976, como invitado a la exposición surrealista "Marvelous Freedom / Vigilance of Desir", que el tiempo ha convertido en la última gran exposición del movimiento surrealista, ya que algunas posteriores, como la de Coimbra en 2008, por magníficas que hayan sido, no alcanzaron su altura. Cesariny fue un poco la estrella de los visitantes, causando un gran impacto en muchos de los presentes. Hoy recordamos este retrato que le hizo Timothy Robert Johnson:

También Jean-Jacques Jack Dauben le hizo un magnífico dibujo en tinta china. Dauben y Johnson serían pronto expulsados del grupo surrealista norteamericano, sacrificados en el altar de esa izquierda ‒la "radical"‒ a cuya debacle final hemos asistido en estos dos últimos años (ya podemos guardar el minuto de silencio). Y pronto Cesariny se burlaría de aquel rancio leninismo que aún se alimentaba en Chicago.

Ma Rainey (1886-1939)

Ma Rainey es otra de las divas del blues. No se puede andar aquí con antologías, sino escuchar todas sus grabaciones, que van de 1923 a 1928, con grandes músicos como Tommy Ladnier, Lovie Austin, Jimmy O'Bryant, Charlie Green, Louis Armstrong, Joe Smith, Coleman Hawkins, Jimmy Blythe, Blind Blake, Johnny Dodds, Tampa Red o Papa Charlie Jackson. Están recogidas en la caja quíntuple a que se accede vía Blues, Blues, Blues.

El libro sobre Ma Rainey es este de Sandra R. Lieb, publicado en 1981, y donde se reproducen y comentan con bastante tino la mayoría de sus canciones:

enero 18, 2022

Un homenaje a Peter Wood


Peter Wood fue uno de los más amados surrealistas en las últimas décadas del siglo pasado. El librito Pour Peter. Le dit de ses amis así lo demuestra, ya que es impresionante el elenco de contribuciones que en él encontramos.

Como recuerdo, la Banda de Fantomas ha decidido ofrecer a sus miembros y lectores este breve homenaje que le dedicaron los cuadernos del unbo, y que lleva en cabecera la referencia bibliográfica al citado libro colectivo y a la antología publicados en 1999 (año de su muerte) y 2000. Un bello texto de Marie-Dominique Massoni corona este folleto.

Tenemos aquí también los homenajes de Tony Earnshaw y Ted Joans en Pour Pete: