Un día alguien me criticó que estuviera mezclando el surrealismo con “las chorradas antimascarillas”. Ha pasado un año y esa mierda de los bozales sigue tan presente como nunca, revelando ser todo menos una efímera “chorrada”. Es, de hecho, el principal símbolo de la nueva sociedad occidental, convertida en un monumental quirófano de esclavos serios y responsables, toda una lección de masoquismo cotidiano que ya deja chico, por su magnitud, al mismísimo martirologio cristiano. He aquí dos de las mejores capturas que he hecho sobre el asunto:
En mis impopulares “galerías” de Surrint, había mucho humor para cabrear a los malhumorados covidianos, y lo va a seguir habiendo aquí, ya que el humor siempre será la mejor arma contra la imbecilidad. No se piden disculpas por imágenes ruidosamente groseras.
Quiero en
cambio felicitar a todos esos artistas, la inmensa mayoría anónimos, que se
burlan de la covidiotez y la maldad reinantes o que intervienen en la red con
comentarios demoledores.
Por
materias: borregos; científicos, expertos, estudiosos y especialistas; médicos
y sanitarios; la carroña política y la élite económica, siempre llenos de
mierda hasta el tuétano; la televisión, la publicidad y otros medios de cretinización,
con algunos de sus fabulosos “consejos”; la llamada vacuna y sus incontables “variantes”;
la moda del infarto en deportistas y jóvenes en general y las ridículas
“explicaciones” de los “expertos”; el pase nazitario; y algunas respuestas y
proclamas animadoras.
Una pájara de cuidado |