El fabuloso legado musical de Elmore James no tiene ni un solo desperdicio. Esta es la música más enérgica que ha existido, ¡el mejor tónico para comenzar el día! Rara vez se ha señalado que Elmore James jamás actuó ante un público blanco ni con un solo músico blanco (el revival no lo alcanzó a tiempo, y su música electrificada no interesaba a nadie en un principio, ya que reinaba la boga folk), y jamás fue entrevistado ni existe una sola grabación de sus actuaciones. Siempre fue una figura del blues de Chicago venida del Mississippi, que actuaba para un pequeño publico negro en pequeños clubs. Su influencia póstuma en el blues blanco fue en cambio impresionante, y hasta tuvo un digno imitador en Jeremy Spencer (Fleetwood Mac).
Como guitarrista, en el lenguaje del bottleneck, era imbatible, pero también tenía una de las más grandes voces de la historia de la música. Si los cantantes blancos daban pena al lado de las grandes voces negras, qué decir cuando se los coteja con un Elmore James, un Joe Turner o un Jimmy Witherspoon.
En la discografía de Blues, Blues, Blues, sin duda los discos claves son las cajas "The Classic Recordings" y "King of the Slide Guitar", ya que recogen casi toda su obra, que se extiende de 1951 a 1963, cuando un infarto acabó con él, dejando en el mundo media docena de inconsolables "viudas". Su cúspide, a mi gusto, la alcanzó en las sesiones del 59, 60, 61 y 63, con temas increíbles como "The Sky is Crying", "Dust My Broom", "Baby Please Set A Date", "I Can`t Hold Out", "The Sun is Shining", "Stormy Monday Blues" (la mejor versión de todos los tiempos, que ya es decir), "Madison Blues", "I'm Worried" "I Need You, Baby", "Something Inside Of Me", "My Bleeding Heart", "Standing At The Crossroad", "Everyday I Have The Blues" (otra versión suprema de un clásico superversionado), "I Gotta Go Now", etc.
En la siguiente foto lo vemos con su mejor acompañante, J. T. Brown, el más grande saxofonista de la historia de los blues y otro puro bluesman:
De nuevo es un libro magnífico lo que nos lleva a dedicar una nota a un gran bluesman. A lo largo de más de 300 páginas se explora la vida y la obra de Elmore, con comentario detenido e inteligente de todas sus sesiones. Esto es lo que esperamos de los críticos musicales: que enriquezcan nuestro conocimiento de la música que estudian, algo que no ocurre a menudo.